“La guerra cognitiva convierte a la mente en campo de batalla y terreno en disputa. Su objetivo es sembrar disonancia, instigar narrativas enfrentadas, polarizar la opinión y radicalizar a los grupos. La guerra cognitiva puede incitar a la gente a que actúe de manera que se llegue a fragmentar una sociedad de otro modo cohesionada”.
Por: Roberto Candelaresi
LOS PODEROSOS Y SUS MEDIOS: LA “GUERRA COGNITIVA”
El propósito de la guerra a través del tiempo no cambia: la victoria es la imposición de la voluntad de uno sobre un oponente. Cambian sí los modos o su naturaleza, como nos orientan muchos estudiosos de la guerra como Martin Van Creveld y Mary Kaldor. A las nuevas modalidades de lo que se conoce como “guerra híbrida” -económica, informativa y psicológica-, la OTAN [alianza militar de EEUU para apuntalar su dominio hegemónico global], suma ahora un nuevo tipo de beligerancia no convencional al catálogo, que han bautizado con el nombre de “guerra cognitiva”, y ello en virtud de que el concepto tradicional de GUERRA es insuficiente para comprender la mayoría de los conflictos bélicos actuales

LOS FUNDAMENTOS [Antecedentes documentales]
Un estudio patrocinado por el Comando Aliado de Transformación [Allied Command Transformation], (área que opera sobre pensamiento estratégico) y dirigido por el jefe del Centro de Innovación de la OTAN (iHub), François du Cluzel (militar francés), que fue publicado en enero de 2021, explica el desarrollo de una modalidad de “Guerra Cognitiva”, que, con el pretexto de las supuestas amenazas de China y Rusia, tiene como objetivo “hacer de cada persona un arma de guerra” y del cerebro humano “el campo de batalla del siglo XXI”. Respecto esto último se trata de “hackear al individuo” explotando “las vulnerabilidades del cerebro humano”, para mejorar las técnicas de “ingeniería social”.
Explica el documento que “el objetivo de la Guerra Cognitiva es dañar a las sociedades y no solo a los ejércitos”. Para lo cual recomienda que las FFAA de los Estados de la OTAN trabajen más estrechamente con las Universidades, para poner a las ciencias sociales y las humanidades al servicio de este objetivo, una manera de militarizar todos los aspectos de la sociedad y la psicología humanas. Esta sería necesario porque hay “una quinta columna compuesta de personas que, sin saberlo, se comportan de acuerdo a los planes de uno de los poderes competidores” [léase China y Rusia]. O sea, la OTAN considera que la estabilidad de las “democracias liberales de Occidente” pueden estar amenazada por sus poblaciones.
El paper sostiene que: “La guerra cognitiva convierte a la mente en campo de batalla y terreno en disputa. Su objetivo es sembrar disonancia, instigar narrativas enfrentadas, polarizar la opinión y radicalizar a los grupos. La guerra cognitiva puede incitar a la gente a que actúe de manera que se llegue a fragmentar una sociedad de otro modo cohesionada”.
Este tipo de “nueva guerra” se basa en la hiperconectividad que gozamos en la actualidad, dado que la inmensa mayoría de habitantes del mundo utiliza teléfonos celulares a diario, y cada vez más para variadas funciones, permanentemente producimos datos, que –discretamente– procesados, se utilizan para conocernos mejor y, eventualmente, para inducir un cambio en la forma de pensar (neuromarketing). La información es el “combustible” de esta guerra.

El propio autor [Cluxel] define la noción de la guerra cognitiva [GC] como “el arte de usar las tecnologías para alterar la cognición de los objetivos humanos”. Y, si de manipular cerebros se trata, la concurrencia de la nanotecnología, la biotecnología, la tecnología de la información y las ciencias cognitivas serán muy necesarias en el empeño. De hecho, hoy se conoce que el Pentágono lidera una investigación en neurociencia para propósitos militares, seguramente aplicable al tema.
El General Robert H. Scales (EE.UU.), sintetiza la nueva filosofía de combate de la OTAN del siguiente modo: “La victoria será definida en términos de ocupación de lo psico-cultural más que lo geográfico”. Aunque la conflagración actual está impregnada de mucha tecnología, el militar insta a que todas las disciplinas académicas deberían implicarse en la “guerra cognitiva”, no solo las ciencias duras, sino también la Antropología y Etnografía, la Historia y la Psicología, entre otras.
Una mirada marxista concluiría que la OTAN y sus aliados del complejo militar-industrial, no sólo se proponen dominar el mundo y sus habitantes con inquietantes técnicas de “GC”, sino también asegurar que el Capital siga extrayendo beneficios de estas aventuras imperialistas.
NUEVOS MÉTODOS DE GUERRA [Una nueva doctrina]
La sociedad moderna actual (abierta y occidental) como civilización digital, más que naciones con habitantes, perfila naciones de “usuarios” de plataformas y redes digitales, en las que todos los participantes (que son la mayoría de los padrones ciudadanos), buscan soluciones cotidianas a las necesidades más diversas. Sus “huellas” generan un conocimiento, que es un poder con capacidad de convertirse en arma.
La novel disciplina rompe con el concepto tradicional del uso, los recursos y las aplicaciones del instrumento militar. Se establece un nuevo enfoque en el uso del instrumento militar dentro del sistema multilateral utilizado hasta el 2021, y se plantea la necesidad de adaptarse a la “guerra política”. Se genera así el 6to dominio o esfera de actuación posible de defensa y ataque; el dominio cognitivo (adicionando al terrestre, aire, marítimo, espacial y ciberespacial). En este «teatro de operaciones», se busca cambiar no sólo lo que las personas piensan (Op. Psicológicas, propaganda, desinformación) sino también cómo actúan. En cualquier escenario.
La intención es la fragmentación social del objetivo para condicionar su capacidad de movimiento y toma de decisiones. Como ya apuntamos, el entorno social impregnado de tecnología y sobrecargado de información, con una dependencia tecnológica cada vez más concentrada, es aprovechable para influir en la opinión pública, afectando percepciones y creencias, generando tensiones, y alterar así el orden público, o condicionar acciones u objetivos que el poder político de esa sociedad (país) pueda tomar.
Esta nueva estratagema (GC) combina herramientas multimediales con el cúmulo de ciencias cognitivas que ya señalamos, para alterar la comprensión, frustrar conocimientos, y afectar sistemas militares como civiles, así como dañar los ámbitos político, económico, cultural y social en su operación integrada y constante con recursos tecnológicos [“internet de las cosas”]. La disponibilidad de información en el ciberespacio y la posibilidad de realizar minería y análisis de datos permite identificar los centros de gravedad de las poblaciones y sus vulnerabilidades para operar erosionando la confianza dentro de la estructura social, destruir el contrato social que une a las comunidades convirtiendo al individuo en un arma donde no se opera sobre lo que piensa sino en la forma en la que piensa; se busca influir en las actitudes y comportamientos de los ciudadanos para hacer o dejar de hacer cosas. Y esto puede hacerse en tiempos de paz con alguna potencia adversaria, v.gr.; sin que exista guerra tradicional.
La manera que la GC utiliza sistemáticamente sus recursos combinados la diferencia de la PROPAGANDA como herramienta. Ya que ésta opera sobre el individuo que se somete pasivamente a la información, ahora, usando la ciber psicología y la AI (Inteligencia Artificial), el mismo individuo contribuye a difundir la propaganda.

Dos ejemplos como referencia de este tipo de uso de recursos no bélicos aplicables a la población civil exitosos, son las operaciones de Cambridge Analytica (empresa del SCL Group, contratistas del Ministerio de Defensa británico) en las campañas políticas de muchos países soberanos (32), brindando información clave de gustos y tendencias de sus ciudadanos (data mining) para quien lo pagara. Otro caso es la campaña del «Brexit», que torció las tendencias a que apostaron el gobierno británico en su momento, y el apoyo brindado al expresidente D. Trump utilizando las redes sociales.
Con esos antecedentes, se demuestra la habilidad de estas tácticas para condicionar severamente la capacidad de movimiento y decisión de las sociedades, y mantener cierto poder global.
CAMPO DE BATALLA: EL CEREBRO [La mente humana una nueva esfera de la guerra]
El riesgo –y a la vez, oportunidad– es que, en un medio sobresaturado de información, las capacidades cognitivas individuales ya no son suficientes para garantizar una toma de decisiones lo suficientemente informada y oportuna.
Un ataque se sirve de las técnicas de desinformación y propaganda que, de forma gradual y sutil, agotan psicológicamente a los receptores. Se usan también los instrumentos de la guerra informática, que, a su vez, van de la mano de las “neuro-armas” (última tecnología), para alterar la comprensión y la reacción. Ese es el desafío a afrontar, desde el punto de vista de la DEFENSA.
La desinformación, el desánimo en el enemigo, la confusión, la propalación de información falsa, siempre existió, es decir, todo lo que erosione la confianza sobre la que se asienta la sociedad agredida, tanto como el desarrollo de nuevas tecnologías para mejorar esas tácticas. La novedad en realidad, es que ahora la OTAN reconoce que tal vector estratégico formará parte de las beligerancias del mañana, junto con la creación de neuro armas. Ahora el interés no pasa tanto por lo militar sino por conocer a fondo de las dinámicas sociopolíticas de su enemigo y saber cuándo y cómo atacar, explotando las vulnerabilidades de su oponente.
Se espera en un futuro inminente, que la inteligencia artificial [IA] (entre otras herramientas), proporcione capacidad para manipular radicalmente las mentes humanas e incluso, cambiar nuestro comportamiento. Por de pronto, ya se aplican métodos de análisis económico para comprender nuestra conducta y las razones que subyacen a las decisiones, se trata operativamente de usar masivamente los datos que nosotros mismos generamos (consciente o inconscientemente). Las investigaciones demuestran que los humanos cada vez se comportan más como máquinas, y eso facilita la manipulación.
Por ahora, con la economía digital se desarrollaron métodos de recopilación de datos, con los que, mediante el uso de sistemas de algoritmos y plataformas automatizadas, se crea “publicidad personalizada”. Método muy lucrativo, susceptible de aplicarse a cualquier conducta humana en otros ámbitos, fuera del mercado.
Quien sea que interactúe con las redes o buscadores en internet conoce el fenómeno. A la cabeza del uso de datos de usuarios para ‘orientarlos’ [manipularlos] y/o predecir sus comportamientos, se encuentran los gigantes Facebook, Google, Amazon, Microsoft y otros, empresas que son sospechadas (hubo hasta causas judiciales) de cooperar con las agencias de seguridad estadounidenses. Lo que fundamenta un enorme riesgo para todos y cualquiera que opere en internet.

Retomamos el ya citado caso de Cambridge Analytica, que originó un escándalo, porque esa consultora generó modelos digitales combinando los datos personales con el “aprendizaje automático”, de modo que se elaboraron perfiles individuales de votantes, a los que, con un claro fin político determinado, se les influyó remitiéndoles publicidad política [propaganda] personalizada.
Cambridge Analytica usa avanzadas técnicas de encuesta y psicometría, con tantos datos personales de información económica, demográfica, social y comportamental, que les ayuda a comprender el pensamiento o tendencia de los individuos en cada tema [cual sondeo mental]. El conocimiento del comportamiento humano es un problema estratégico. Con el ‘maridaje’ de la economía y la investigación psicológica, se crean modelos precisos de las interacciones humanas.
Solo mencionamos que, dentro de la guerra cognitiva, la ciberpsicología [unión entre la psicología y la cibernética] tiene reservado un relevante espacio en Defensa y Seguridad. Y ello es porque la nueva disciplina, examina la forma en que los humanos y las máquinas interactúan mutuamente y explora cómo los seres humanos se relacionan con ellas. Nuestro entorno “natural” hoy, es antropo-técnico, vivimos con y dependemos cada vez más de las máquinas, de allí la importancia de esclarecer las interacciones y “comunicaciones” humanas con toda la parafernalia tecnológica, incluyendo la IA y los robots híbridos.
Otro apartado inquietante del documento original, es que se hace énfasis en los aspectos problemáticos del pensamiento humano identificándolos como problemas cognitivos –generalmente asociados a emociones o stress – pueden llevar a juicios inexactos, y a una toma de decisiones pobre. Por tal motivo hay que comprender las “fuentes” de tal anomalía y corregirlos.

ALGO MÁS QUE GUERRA PSICOLÓGICA Y REDES SOCIALES [Nuevos usuarios]
La OTAN en junio del 2021 habría aceptado participar en la G.C. que EE.UU. y ‘particulares’ venían desarrollando, y seguidamente dedica todo un apartado a Rusia y, como es muy común en esta clase de informes, se usa a este país como un modo de justificar la necesidad de invertir en el desarrollo de armas neuronales o técnicas basadas en la GC, ya que la OTAN deber superar a sus adversarios en tales campos. Para ello, conforme a la doctrina, se propone influir y/o desestabilizar a una «nación oponente», buscando cambiar o reforzar cierta clase de pensamientos, influyendo / radicalizando la forma de pensar de la gente ante determinados acontecimientos, y de ese modo afectar la realidad material. En lo estrictamente militar (los “fierros”), se trata de identificar vulnerabilidades para atacar los Centros de Gravedad Estratégicos del enemigo y descolocar el apresto operacional de sus FFAA.
Se valen también de la asistencia de realidad virtual en entrenadores, se analizan los datos neuronales en el ejercicio, como para mejorar el rendimiento humano físico e intelectual (procesamiento de información y decisión) en las misiones militares, a partir de los datos recogidas que se transforman en técnicas de entrenamiento mejoradas. Naturalmente es un aprovechamiento de esos desarrollos para la DEFENSA, ya que además, justifican estas prácticas sosteniendo que sus «adversarios» (¿Rusia, China?) ya han empezado a explorar estas tecnologías de computación y cuánticas de los últimos avances científicos.

Por otra parte, son conscientes de que estas tecnologías en el ámbito bélico han elevado exponencialmente la velocidad de transmisión y procesamiento de la información, para todos los bandos. El gran volumen de información ofrece una permanente sobrecarga, por lo que se presenta un problema para las habilidades cognitivas de la conducción de la propia tropa, que, para tomar decisiones durante el enfrentamiento, pueden ser insuficientes para asegurar la elección de medidas oportunas e informadas. Ello es de importancia fundamental para la guerra. Por lo que a la vez que se agrede las habilidades cognitivas del oponente, se debe salvaguardar el proceso de decisiones propio. La vulnerabilidad siempre es humana, de eso se trata.
UNA NUEVA AMENAZA [desde la Ciencia de las Comunicaciones]
La Guerra Cognitiva entonces, se basa en la idea principal de Paul Watzlawick [Psicólogo austro-americano] autor de La teoría de la comunicación humana, que postula que la interpretación que las personas hacen de la realidad depende de puntos de vista, las “puntuaciones” (a qué se le pone énfasis, o cómo se entiende algo) y los marcos culturales de determinación del significado. Esto es, indagar cómo es posible que, ante un mismo fenómeno, una persona entienda “x” y otra entienda “z”. El objetivo pues, es MANIPULAR el “entendimiento” [o la percepción] de los sujetos bajo “ataque” sobre los fenómenos que ocurren.
Hoy, en el contexto de la invasión rusa a Ucrania este tipo de acciones de inteligencia militar e ideológica vuelven a tematizarse, ya no como guerra psicológica, sino de Guerra Cognitiva. Aprovechan Internet y las redes sociales para dirigirse a personas influyentes, grupos específicos y un gran número de ciudadanos de forma selectiva y en serie en una sociedad. Usando estratégicamente Twitter, WhatsApp o Tik-Tok , etc. en una suerte de guerra psicológica;siembran dudas, introducen narrativas contradictorias, polarizan opiniones, radicalizan grupos y los motivan a realizar actos que pueden perturbar o fragmentar una sociedad cohesionada considerada adversaria o enemiga [minar la unidad nacional oponente].

Como mecanismo importante para la actividad, marchan a la cabeza las Fake News, pero también Leaks del gobierno, que son aptas para viralizarlas en una campaña con ayuda (involuntaria o inocente) de influencers locales, o se “opera” motivando grupos de redes sociales para manifestar en las calles, por ejemplo. Estos segmentos de la población, descreen de las desmentidas oficiales y públicas, con lo que aumenta la confusión y dudas, cuando no el afianzamiento de la narrativa conflictiva de ‘origen’.
Ya se conoce que una mente ‘debilitada’ padece del sesgo de confirmación, que tiende a confirmar nuestras creencias preconcebidas, sin analizar críticamente las observaciones, y el sesgo de actualidad, referidos a grupos sociales, que se convierten en cámaras de eco del conformismo y el pensamiento grupal.
FRENTE A FRENTE [Como conjurar o morigerar los efectos de esta nueva guerra]
A la preocupación “clásica” frente a la posibilidad de una gran conflagración – involucrando al menos una superpotencia nuclear – se le suma la vulnerabilidad de cerebros hiperconectados, que, atacados con las nuevas estrategia y técnicas, puede poner en riesgo la capacidad de procesar información y afectar la memoria de una gran masa.
Conforme a los mismos estudiosos de la materia, se reconocen dos antídotos, tanto a nivel colectivo, como individual, para enfrentar adecuadamente la G.C.; la Conciencia y la Resiliencia. La primera se logra a través de educación ciudadana vigorosa, y el sostenimiento de infraestructura de comunicaciones civiles amplia y desplegada en todo el territorio, en tanto que la segunda, debe ser entrenada como capacidad de adaptación frente a los agentes perturbadores, o a un estado o situación adversos.

Ser incapaz de discernir entre la verdad o la falsedad, por falta de conocimiento o capacitación, es una vulnerabilidad cognitiva que será aprovechada sin duda. Hay que enmendar ese déficit a través de políticas públicas de fortalecimiento educativos y comunicacionales, como ya mencionamos.
La desinformada “Opinión Pública”, como tanto se observa en países incluso del “primer mundo”, es síntoma del déficit de aquellas (y lo barato que le resulta a un poder extraño desestabilizar y/o dominar), pero también la muestra de que su ‘sistema nervioso’ (información / influencia) ha sido, o está bajo ataque.
CONCLUYENDO
En estos días del conflicto ruso-ucranio donde la «potencia agresora» es sujeto de denostaciones y vilipendios de toda naturaleza por su iniciativa, por parte de la OTAN y naciones satelitales, más las grandes cadenas occidentales de medios, sumando a la aplicación de sanciones de todo tipo en contra de la Federación Rusa, y, lo más inédito; actos punitivos contra agencias noticiosas, empresarios, ahorristas particulares, artistas, deportistas y atletas de ese origen, como responsabilizándolos de las decisiones estratégicas del Kremlin, también demuestran una táctica que procura aislar por un lado al país, y por otra procurar la ruptura de su frente interno. Desconocer los fundamentos que motivan a Rusia a la actividad bélica, es DESINFORMACIÓN.
Otra faceta es por lo opuesto. La OTAN acompañando aventuras del hegemón estadounidense, invadió, bombardeó, destituyó autoridades legítimas, etc., todo en nombre de la “democracia” y el “bienestar”, y esas atrocidades –que incluyen sistemáticas violaciones de los derechos humanos–, son acallados, pero lo sintomático es el convencimiento de grandes sectores ciudadanos que están convencidos de las buenas acciones, o al menos, de buenas intenciones de origen en los decisores de tamañas perfidias. Operaciones de Guerra Cognitiva exitosas.
Qué otra cosa es la aceptación del hambre del mundo, la miseria, el hurto, la exclusión y la expulsión de pueblos enteros. O que un puñado de millonarios posean las riquezas de la inmensa mayoría de los seres humanos.
La “fiesta del progreso” en consonancia con el fin de la historia. Pero la realidad nos muestra un gran “pastel de carne humana”, que también aceptamos resignadamente, tal vez por ese ‘cansancio’ del espíritu a que nos someten. La Guerra Cognitiva es novedad en cuanto aplica nuevas armas que la tornan muy eficaz para la confrontación y el dominio, pero intuimos que el concepto está en marcha desde hace mucho tiempo. La receta de infiltrarse en las cabezas, sembrar estereotipos mentales y fabricar conductas cliché, es muy antigua. Siglos de manipulación ideológica no se pueden eclipsar fácilmente.
Pero no es la conciencia lo que determina la realidad sino la realidad objetiva la que determina a la conciencia. Es por ello que los pueblos deben luchar y defenderse, con sus herramientas semióticas, históricas y actualizadas.
El riesgo es de antaño, pero hogaño es más agudo, la aplicación universal, (más allá de las asimetrías tecnológicas entre los países) permite que se cristalice el objetivo implícito de la GC: el control de la población, pues cada persona tiene las condiciones de convertirse, eventualmente, en un hacker enemigo, en un enemigo interno. La técnica en manos de un gobierno inescrupuloso (neuro política), puede identificar y considerar enemigo a cualquier opositor al régimen político o a cualquier objetor de la política económica. O sea, la GC no está solamente al servicio de la defensa de la soberanía del país sino también al servicio de la preservación del poder y los privilegios de una determinada clase social, en el más rancio estilo de la Doctrina de la Seguridad Nacional.
Porqué representa un verdadero peligro esta nueva disciplina bélica, es que particularmente los estadounidenses que han logrado varias “victorias” militares por ejemplo en Afganistán, Libia e Irak, no pudieron obtener “logros políticos duraderos”, por tanto, la idearon como la herramienta por excelencia para consolidar un dominio territorial efectivo y a largo plazo.
Finalmente, en nuestro país, el desarrollo de las tecnologías, su aplicación en el escenario militar y sobre todo durante las denominadas zonas grises obligan a que actualicemos nuestros conceptos sobre la defensa nacional y la articulación con los distintos sectores de la vida Nacional. En este contexto, la Directiva de Política de Defensa Nacional en la República Argentina es el instrumento jurídico y político institucional que enmarca al conjunto de la Política de Defensa Nacional. DEBE CONTENER la apreciación estratégica del escenario global actual QUE aparece como la amenaza de la “guerra cognitiva”. El conocimiento sobre esta materia y el diseño de una estrategia de aprovechamiento y defensiva, es hoy un imperativo para la nación toda.
Marzo de 2022
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NOTAS Y FUENTES
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