En su columna de cada viernes en el programa Agenda Abierta 21, el profesor Luis Ángel Dib analizó la situación de las personas con consumo problemático de sustancias proactivas. Hace años que el prohibicionismo ha fracasado como sistema para impedir el uso de drogas. Hoy en día, el nuevo paradigma de reducción de daños busca acompañar y ayudar a las personas consumidoras y adictas para protegerlas de los riesgos relacionados al consumo de droga.
Por Luis Ángel Dib
Edición Diego Adur
La penalización del consumo ha fracasado. Lo vemos cada vez que la policía se lleva un pibe preso por estar fumando un cigarrillo de marihuana o tomando cocaína.
En los años ’80, tras una campaña fallida en los Estados Unidos en la que varias personalidades famosas transmitían el mensaje ‘di no a las drogas’, creció mucho el consumo de drogas. Esa propaganda logró el efecto contrario, como sucedió con la ley seca. Lo que sucedió fue que se mostró a chicos y chicas que estaban en las puertas de la droga una parte del establishment como factor prohibicionista, negando así todo tipo de disfrute relacionado al consumo de sustancias. Ese panorama punitivo ve al consumidor como un delincuente, como un fracaso de la sociedad al que hay que sacarle autonomía y tutelarlo para cuidarlo o recuperarlo.
Actualmente estamos en un paradigma que se llama reducción de riesgos y de daños. Lo primero que hay que hacer es evitarle un daño a la persona consumidora. La prisión para el consumidor suma un daño. Este paradigma cambia el enfoque hacia los derechos humanos. Trata de empatizar con el sujeto y tratar de ayudarlo. Las nuevas campañas entregan consejos sobre cómo consumir y en qué situaciones hacerlo. No busca la prohibición absoluta porque ya se ha visto que no tiene efecto. La reducción de daños salva vidas. Es una estrategia de prevención secundaria que da resultado. El joven no se siente tan estigmatizado. Si el sujeto ve una mano amable del Estado puede verse en condiciones de pedir ayuda. La estigmatización y la criminalización del consumidor van a repeler ese pedido de auxilio. Se trata de abrir una puerta y empatizar con el sujeto. Es una política a través de la cual el Estado está presente.
Es importante la comunicación de esta política que implementa el nuevo paradigma. Es necesaria la presencia el Estado para acompañar al sujeto en su consumo y protegerlo de los riesgos relacionados al consumo excesivo y problemático.